martes, 22 de noviembre de 2011

Hace apenas un par de días.

El cielo de noche se tornaba blanco. Al menos así fue la primera noche, la noche en que me sentí un poco ahorcado. A la mañana siguiente salió el sol, aunque el sol siempre sale pero algunos se niegan a verlo. Ese día comprendí que el cuerpo es frágil y el alma endeble.
Aprendí que mis piernas fueron hechas para que te recostaras en ellas, espero lo hayas notado y anotado.
Ya no sé si pueda volver a estar tranquilo desde entonces.
Es como el agua para el que tiene sed.