viernes, 26 de junio de 2009

Post (mortem)

Anoche salí a fumar un cigarro y andaba un bato hurgando la basura.
Lo observé un rato a ver que hacía, ya que el no había percatado mi fastuosa presencia.
Parecía un poco triste, cabizbajo, como si lo hubieran estado persiguiendo o inculpando de algo que nadie sabe si en verdad cometió.
"si yo soy el Rey, idiotas, su puto y único rey...", susurraba casi imperceptiblemente mientras rascaba con su guante blanco el queso incrustado en el cartón de una caja de pizza vacía, para después comerlo desesperado. Solo me fue posible escucharlo porque me encontraba a un par de metros, pero cubierto tras las sombras que no le permitían verme.

Vestía chamarra roja talla chica, lentes Ray-ban de piloto, bucle en la frente, UN guante blanco, camiseta interior fajada, brincacharcos negro y zapatos de charol recién lustrados.

Tomó una lata de Pepsi y comenzó desesperado a vaciar unas gotas sobrantes del líquido sobre sus agrietados y delgados labios mientrás deslizaba virtuosamente sus pies hacia atrás, lo cual me recordó a un comercial de los 80's, pero eso es pecata minuta.

De repente, como si hubieran espoleado su corazón desde el mismo infierno, se detuvo y su pálido rostro se descompuso y se llenó de demonios, dando leves espasmos de licantropía en su rictus. No dejaba de ver la lata, sus delgadas y delicadas manos comenzaron a temblar, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas y no pasó mucho tiempo para que la primera de esta rodara por su afilado y pálido pómulo, "me quemo!!... me quemo!!" gritó. Después apretó la lata como se aprieta una hoja de papel sin inspiración y la lanzó con rabia estrellándola en la banqueta.
Jadeaba de rencor y su mirada desorientada que parecía buscar víctimas, comenzaba a inquietarme.

Ya no había razón para seguir contemplando a ese pinche adefecio.

Me decidí a romper la intimidad del momento, y bañé ese pálido y alienado rostro con el contenido de mi vaso con whisky.
Se sacudió con ambas manos y casi podría jurar que vi como su nariz se deformaba, como débil pedazo de arcilla en las manos de un niño.

"Órale, pinche vago!!!, a chingar a tu madre a otro lado o te agarro a chingazos, cabrón..."

Gruño y frunció su entrecejo, como preparándose para librar una pelea funky. Previniendo el peligro, le atesté una patada en su entre pierna.
Lanzó un agudo grito de dolor. Casi un gemido, casi infantil, casi melódico.
Llevó su mano, la del guante, en la zona del golpe y apretose con fuerza.

Corrió huyendo y se desvaneció tras la nube de humo de un pecero. Al disiparse el humo, seguía parado ahí, como pendejo en media calle, tosiendo como tuberculoso. Escupió sangre, se reincorporó y continuó la huida.

Di una última bocanada a mi cigarro.

Y me metí a dormir porque tenía un chingo de sueño.





jueves, 25 de junio de 2009

Sin mentiras, la neta...


Dejándose de mamadas, a lo macho!!!... Si les dijeran que uno vive y el otro muere,
¿a quién eligen?

A esta reina:









O a esta cosa?



madres!


"...traiganme a ese, al de camiseta de Spiderman y Bubble-gummers!!!"



"...dejad que los niños orientales y discapacitados se acerquen a Wonderland y a mí"




Pinche mundo, está loco.